La nueva temporada de The Big Bang Theory tuvo excelente arranque, el primer episodio consiguió unos números excelentes de audiencia, superiores en todo sentido a los de la temporada anterior.
17,65 millones vieron el estreno de la temporada 11, mucho más que lo conseguido por el estreno de la temporada anterior, aunque no alcanzó a lo conseguido en temporadas anteriores. Por lo demás, luego del estreno, los siguientes episodios sufrieron una importante caída, incluso por debajo de lo conseguido por sus similares de la temporada anterior, como puede verse en el gráfico
A pesar de su gran importancia, las audiencias no son el único criterio con el cual debe medirse la calidad del show. De hecho, si somos estrictos, las audiencias no tienen nada que ver con la calidad de un programa. Buenos programas muchas veces consiguen buenas críticas, pero no convencen al público. Y el fenómeno inverso también se presenta, shows que tienen grandes defectos, pero que por alguna razón al público les gusta.
Una programa de claridad en general se distingue por sus buenas historias, las interpretaciones de los actores y la originalidad de sus guiones. Creo que nadie puede negar que al principio The Big Bang Theory trajo consigo una propuesta ingeniosa e innovadora, poner a tres nerds en el centro del programa, cuando antes usualmente no pasaban de personajes secundarios.
Sin embargo, luego de alcanzar el éxito, la serie dejó de arriesgar, conformándose con conservar su fórmula y estirar el éxito de sus personajes todo lo posible.
La serie ya no está bajo la batuta de Steve Molaro, encargado ahora de dirigir «Young Sheldon», la nueva apuesta de la productora de Chuck Lorre, los estudios Warner y CBS. Y con la llegada de Steve Holland nadie esperaba una revolución en la dirección del show, porque este era parte del equipo de escritores desde la tercera temporada. Él mismo declaró que su intención era «proteger» a los personajes y no tenía pretensión alguna a que se sintiera «su mano» en el desarrollo de la serie.
Pero, a contracorriente de esta declaración de intenciones, hemos visto algunos sutiles cambios en el arranque de la temporada 11.
El más notorio ha estado precisamente en el último episodio a la fecha (11×04: The Explosion Implosion), en el cual es claro el intento de que los personajes tengan interacciones casi inéditas entre sí. Con historias entre Sheldon y Howard, Raj y Bernadette y Leonard con Amy. Y por fuera, ha estado Penny interactuando con Beverly, que fue la invitada especial.
Teniendo atrás diez temporadas, es imposible decir que no hemos visto estas combinaciones antes, pero raramente habíamos visto un episodio en el cual Sheldon de alguna manera no se entrometiera en la relación de Leonard y Penny, o que Raj interactuara con Bernadette sin Howard de por medio.
Adicionalmente, el compromiso de Sheldon y Amy, que debía ser el eje del episodio estreno, en realidad no lo fue tanto. Por un lado tuvimos la revelación de que Howard y Bernadette van a tener un segundo hijo, y eso supuso otro centro de interés.
De hecho, ni siquiera vimos el momento en que Sheldon y Amy se comprometen formalmente, ya que no vimos a Amy decir que sí, nos tuvimos que enterar viendo a Leonard y Penny recibiendo una llamada de Sheldon. Aparentemente, la intención de los escritores fue bajarle la intensidad al romanticismo en el episodio, apostando más por la comedia, aunque sea a costa de las expectativas de los fans del Shamy. ¿Significa esto que dejarán de centrarse en las parejas? Quién sabe, pero ya era hora de bajarle un poco a tanto romanticismo, que no digo que esté mal, pero ya estaban exagerando.
También hemos tenido un episodio, el de la desastrosa entrevista radial, centrado en Leonard. Y con Sheldon y los demás chicos en segundo plano. Esta ha sido toda una novedad. Por si fuera poco, en este mismo episodio también tuvimos la oportunidad de ver en acción a los «cinco originales», otra vez juntos en una trama para ellos. Y los resultados fueron buenos.
Por supuesto, tampoco podía faltar un episodio centrado completamente en Sheldon, que todos recordaremos por el «Concilio de los Sheldon» y por el titánico enfrentamiento entre Raj y Stuart por el afecto una la colega de Bernadette. No fue un episodio especialmente brillante, pero al menos Amy fue la gananciosa de la aventura de Sheldon en los terrenos de la «relajación», porque al final consiguió sin proponérselo la promesa de Sheldon de que tendría la «boda de sus sueños», ya que este renuncia a hacerse cargo y le cede todos los poderes a su prometida, salvo un par de cuestiones menores.
Como verán, al hacer el resumen de estos episodios, y por lo que sabemos que vendrán en los próximos, parece ser que los escritores intentan darle un nuevo aire a la serie. Por supuesto, no se trata de nada revolucionario, yo siempre que querido cambios, pero soy consciente de que estos nunca será grandes. Al fin y al cabo, la serie consigue todavía excelentes datos de audiencia, así que «para que arreglar algo que todavía funciona».
Las quejas provienen principalmente de un sector de los fans, y de la crítica, que se han convencido que la serie se ha dormido en sus laureles. La falta de nominaciones en los premios y cierto malestar entre los fans (en un sector muy pequeño, pero ruidoso) parecen haber animado a Steve Holland a arriesgarse un poco más que su prececesor.
Los que somos fieles seguidores de la serie, en las buenas y en las malas, confiamos que este atrevimiento aliente la creatividad dentro del equipo de escritores. Y aunque sea ligeramente, nos ofrezca historias un poco más estimulantes. Tampoco es que estemos pidiendo una revolución, solo un poco más de esfuerzo.