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Emparejamos a Raj ¿y luego qué?

Emparejamos a Raj y que

La gente lo reclama. Por una parte tenemos a quienes sienten simpatía por Raj, ellos desean verlo feliz al lado de alguien que lo acepte con sus particularidades y obsesiones, caray, ¡hasta Sheldon Cooper lo consiguió!

Por otra parte, tenemos a quienes desean emparejarlo porque ya no soportan el triste espectáculo que da cada semana. A quienes les resulta patético sus insinuaciones hetero hacia Bernadette, sus insinuaciones homo hacia Howard (y Stuart), o su exagerado apego por el pobre animalito que tiene de mascota (¿zoofilia?, por suerte, no).

Los problemas de una pareja permanente para Raj

Todavía no está claro quién será la pareja definitiva de Raj, ¿será Ivette, la veterinaria que se insinuó disimuladamente en San Valentín?, ¿volverá Lucy?, ¿aparecerá alguna otra más de sorpresa? Sea cual sea la afortunada, está claro que no falta mucho para que el último nerd solitario que quedaba en la serie desaparezca. Y eso me preocupa.

The Big Bang Theory ya tiene demasiados personajes regulares. Usualmente una sitcom tiene entre tres a seis personajes regulares, nosotros ya tenemos siete. Si Raj consigue pareja, y ella se vuelve regular, llegaríamos a ocho. Ahora mismo, son demasiados. No hay espacio para nadie más.

Para colmo, los guiones del programa vienen sufriendo una paulatina decadencia. Hay buenas ideas todavía, pero mal planteadas. Y así es difícil crear escenas para el lucimiento de tantos personajes.

Otro detalle revelador de la falta de tiempo, es cómo la serie «devora» invitados especiales sin contemplaciones, de esos que llegan, dicen un par de líneas y se van sin generar ningún impacto mediático para el programa. Se supone que los invitados especiales deberían proporcionar un «aire fresco» a una serie que, quiérase o no admitir, ya es veterana. Pero esto no ocurre, The Big Bang Theory tiene el dudoso honor de desaprovehcar a todos sus invitados.

Hay honrosas excepciones, por supuesto, como Christine Baraski (Beverly Hofstadter), Laurie Metcalf (Mary Cooper), y más recientemente, Bob Newhart (Arthur Jeffries), que tuvo la previsión de poner condiciones antes de aceptar aparecer en la serie.

Improvisando el futuro

Chuck Lorre declaró alguna vez, suelto de huesos, que él no planifica las temporadas, ni la participación de los invitados. Siempre supuse que fue una fanfarronada al amparo del éxito de Two and a Half Men y The Big Bang Theory. Pero los hechos han venido a demostrarme que no es así, y que la informalidad y la improvisación campean a sus anchas sin mayor ánimo de enmienda.

Y mientras el éxito le dé la razón seguirán así las cosas. Es decir, entendiendo el éxito como conseguir las más altas audiencias de la cadena y generar enormes ganancias a través de los anunciantes.

Como yo no soy accionistas de CBS, solo puedo deplorar esta actitud. Y como seriéfilo me preocupa que no haya la mínima preocupación por enmendar los errores que se han venido acumulando por la improvisación en la evolución de los personajes.

Seamos francos, ahora mismo son los actores quienes están salvando los muebles. Sin embargo, las interpretaciones individuales, por excelentes que sean, no construyen un legado, ni hacen grande a una serie frente a la historia. Pero mucho me temo que eso es algo que Chuck Lorre y compañía no les preocupa.

Ellos seguirán adelante con su estilo mientras puedan exprimirle hasta el último centavo. Y luego, a buscar alguna otra idea con la cual iniciar el ciclo de nuevo. Mucho me temo que así son las cosas.