Si existe un tipo de dueño de mascota que Kaley Cuoco no puede soportar es aquel que es indiferente. Los que, a diferencia de sus peludos compañeros, no tienen lealtad. Aquellos cuyo compromiso con sus animales es condicional.
Cuoco ha aprendido de primera mano el cómo se desarrolla esa apatía en tiempo real. Y es como arrojar un pastor alemán de 11 años de edad en la puerta de un refugio de animales igual que si arrojara un saco de ropa usada en un centro de reciclaje.
«Me enferma», dice ella. «Actúan como si los perros fueran basura. Actúan como si fueran una botella de agua que usted arroja luego de usarla».
Cuoco, de 31 años, ciertamente presta atención a su propio lema y cuando ella se compromete, se lo toma muy en serio.
Ella siempre ha sido una amante de los animales y una competente jinete. Pero no fue sino hasta los 10 años de edad, que Cuoco dio sus primeros pasos en el rescate de animales. Comenzó con los pit bull, luego de que ella se enteró de cómo los peligrosos estereotipos dañaban su reputación y contribuyeron a su maltrato generalizado.
Cuoco quedó atrapada.
«Quedé como, ‘Oh, Dios mío. Estos obsesionada con este tipo de perro», dijo. «Descubrí que eran increíbles. Me di cuenta de los grandes perros que eran y lo horriblemente que eran retratados. Simplemente, no quería que eso siguiera así. Así que se convirtió en una pasión».
No mucho después, Cuoco adoptó su primer animal de rescate: una mezcla de pit bull de dos años de edad, con una pierna rota. Lo llamó Norman.
«Lo supe de inmediato, dijo Cuoco. «Quería a ese perro en mi vida».
Norman ha ido escalando de manera constante las escaleras del estrellato de los medios sociales, a través de la cuenta de Instagram de Cuoco, que lleva el nombre de su perro. Si uno ve la miniatura representativa del perfil verá a Norman usando un pañuelo y con una mirada increíblemente seria.
Norman no es la única mascota de Cuoco en conseguir notoriedad. Cuoco ha hecho bromas de forma reiterada con sus caballos, que son cada vez tan famosos como ella misma. Su cuenta de Instagram, con 3,2 millones de seguidores, quizás puede ser descrita mejor como oda visual a retazos para cada una de sus mascotas.
Shirley, otra pitbull que es la contraparte oscura de Norman; Ruby es una mezcla de terrier peludo casi de bolsillo y siete caballos profesionales.
Su amor por Norman le llevó al rescate por más animales. Encontró su «base» para desarrollar su filantropía en Paw Work, una organización de rescate sin fines de lucro que en asociación con diferentes refugios de Los Ángeles hasta colocar los animales en abandono en hogares de crianza temporal y adoptivos.
Así que, entre el rodaje de The Big Bang Theory (o el «juego de fingir», como le dice Cuoco) se duplica como una jinete certificada por un lado y volviendo sucesos de la social media a sus diez mascotas. En sus tiempos libres, Cuoco también convierte su casa en un refugio temporal improvisado para animales que están buscando un hogar permanente.
«Sabes, un animal es tan inocente», dijo. «No tienen voz y yo quiero ser una voz para ellos, hablar por ellos».
Por eso, Cuoco también resalta la difícil situación de los animales que son relegados a los refugios de Los Ángeles, gravemente superpoblados y con pocos recursos.
«Y todo porque son viejos», dice. «Mucha gente va y deja los perros que han tenido durante años, solo porque ya están viejos».
Ella sospecha que, al menos en parte, la mentalidad de «lanzarlos» está enraizando en la mentalidad de los angelinos de convertir necesidades en accesorios. Y un canino de catorce años de edad, vivo pero letárgico, probablemente ya no encaja en sus planes.
La mayoría de las veces, dice Cuoco, los propietarios mencionan el costo de mantener a un animal viejo como el principal motivo para dejarlos. Para muchas familias el costo agregado de mantener una «mascota doméstica» supera los límites de sus presupuestos.
«Eso es algo que no entiendo», dice. Y por supuesto que no, pero quizás la diferencia sea que, a diferencia de Cuoco, no todos los dueños ganan un millón por episodio.
Sin embargo, más que esto, la diferencia es que Cuoco prioriza los pensamientos, los sentimientos y el bienestar general de los animales, cuando las demás personas priorizan a otros seres humanos.
Esa es la razón por la que para Cuoco, sus mascotas han sido tanto un refugio para ella, como ella lo ha sido para ellos.
«Yo vivo por ese lema», dice, «no sé a quién pertenece, pero reza así: ¿Quién rescató a quién?»
Se toma un momento.
«Yo creo que es la cosa más dulce -continuó-, porque es verdad. Cambia tu vida».