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El cocreador de The Big Bang Theory recuerda sus cenas con Stephen Hawking

Sin lugar a dudas, lo mejor de trabajar en un programa de televisión sobre fanboys, es poder ser un fanboy también. El saber que te diriges a trabajar con Leonard Nimoy, Steve Wozniak, Buzz Aldrin o Adam West es el tipo de cosas que te hace desear poder escribirle a tu yo adolescente y decirle: «Todo será más nerd».

Pero ninguna cantidad de Batman, vulcanos o astronautas de la vida real te preparan adecuadamente para Stephen Hawking, quien murió el 14 de marzo a los 76 años de edad. No hay nada que remotamente se pueda comparar con entrar a la biblioteca en Caltech y conocer al hombre al que uno de los escritores de «The Big Bang», uno mucho más gracioso que yo, llamó «el tipo en silla de ruedas que inventó el tiempo».

Después que terminamos de rodar la escena de Hawking (en la temporada de 2012, «The Hawking Excitation»), nos invitaron a almorzar con él en el Club Ateneo de Caltech («Einstein era miembro», diría Sheldon). En una mesa de la esquina, un estudiante graduado ayudó a Hawking a ubicarse, mientras Kip Thorne nos hacía algunas recomendaciones del menú. Más tarde, Thorne ganaría el premio Nobel, por la física, no por sus críticas gastronómicas, pero estuvo acertado en ambas.

Si han visto imágenes del profesor Hawking hablando, no es evidente de inmediato cómo controlaba su sintetizador de voz. Era operado por un ratón del tamaño de un bigote que descansaba sobre su mejilla. Usando algunos de los últimos músculos sobre los que tenía control, hacía que el ratón se desplazar por letras y palabras, un proceso tedioso que podía tardar 20 minutos en organizar una frase. Había reunidos tal frase unos momentos antes de describir su experiencia como actor: «Fue divertido», dijo.

Así que fue sorprendente durante el almuerzo que Hawking ofreciera interjecciones espontáneas en la conversación. Aun más peculiar fue la naturaleza de sus comentarios. «Tal vez», dijo en respuesta a nada. «Mañana», opinó. Y nadie pareció reaccionar. Dándose cuenta de mi confusión, el asistente de Hawking explicó que cuando masticaba, su mejilla chocaba con su ratón, haciendo que su sintetizador de voz ofreciera comentarios al azar. Así que seguimos con el almuerzo. Charla surrealista sobre el espacio y el universo y la comida, interrumpida de vez en cuando por algunas frases al azar del hombre que descubrió cómo funcionan los agujeros negros. Se me ocurrió algo gracioso para decirle, pero no lo hice. Porque era Stephen Hawking.

Y luego tuve una segunda comida con Stephen Hawking. Un grupo de nosotros fue invitado a su fiesta de cumpleaños en Caltech. Tuvimos que asistir a una conferencia de Hawking —volvió a dar su charla clásica sobre el origen del universo (el equivalente en física de escuchar a Dylan interpretar ‘Blonde on blonde’ en vivo). Y luego cenamos. Había 20 mesas y terminé en la de Hawking. Y sentado junto a él. Alguien mencionó que había pasado mucho tiempo con la Reina Isabel y le pregunté cómo era ella. Se puso a componer una respuesta, que dio al final de la comida: «Ella es un pájaro viejo y divertido».

Pero mientras comíamos, las frases al azar regresaron. «Probablemente», dijo el sintetizador de voz de Hawking. «Uh, uh», añadió. Alentado por el vino y los sucios dobles sentidos de la conferencia de Hawking, me dirigí a él: «Sabe, profesor Hawking», le dije, «debería cargar un diccionario para la hora de la comida en su sintetizador de voz. De esta manera, si lanza accidentalmente frases, dirá cosas como «Está delicioso» y «Debo obtener esa receta».

Una sonrisa se deslizó en su rostro. Y en el mío. Hawking fue encarcelado en su cuerpo por los estragos de una enfermedad cruel; yo he pasado mi vida atrapado por una timidez paralizante. La única forma de salir de mi confinamiento fueron las bromas. Y se lo conté a Stephen Hawking. Meses después me encontré con una llamada telefónica con sus asistente. Llamaba para conseguir los DVD del episodio. Antes de colgar añadió: «Por cierto, el profesor Hawking nos pidió que trabajáramos en un diccionario para la hora de comer, le pareció una idea graciosísima».

No sé si alguna vez consiguieron que funcionara.

Esta entrada se publicó originalmente como ‘Big Bang Theory’ Co-Creator Remembers Lunching With Stephen Hawking, en la revista Variety, en inglés. Nosotros la hemos traducido lo mejor que podemos para el fandom en español de la serie.